EL MÁS ALLÁ…por Jose Luis Cotallo

EL MÁS ALLÁ… Queridos hermanos: Estamos viviendo, en esta época moderna, rodeados por todas partes de ruido, de bullicio, de algarabía incesante y atolondradora, que no dejan al alma hueco ni ganas para reflexionar, para dirigir una mirada incisiva hacia su interior, que es donde se halla el secreto existencial del hombre. Nosotros, ahora, vamos a aprovechar estos días precisamente para entregarnos a dicha tarea. Y ¿que es lo que –aquí y en silencio– descubrimos dentro de nuestro ser? Pues una realidad innegable: que el corazón del hombre es la sede de toda una serie o conjunto de hambres cuya saciedad no alcanzamos a lograr. El corazón humano siente hambre de felicidad, inmensa e impaciente hambre de gozo, pero –aun a pesar de tanto confort y de tantas diversiones– la vida nos responde no con dicha sino ordinariamente con amargura. Nuestra existencia es corno un trigal inmenso de tribulaciones,solamente salpicado a veces de alguna que otra amapola gozosa, a modo de migajas –solo migajas-del gran banquete de felicidad imperecedera que tiene por exclusivo escenario la Gloria eterna. Y junto al hambre de felicidad insatisfecha, ansiamos también vehementemente el don precioso del descanso. Abrumados de tareas y esfuerzos cotidianos, todos suspiramos por disfrutar de un sosiego que nos conforte Mas ocurre que, aun dispuestos a descansar a pierna suelta en vacaciones, jamas conseguiremos esa relación descanso que hambreamos. ¿Y quien no siente en su interior, asimismo, el hambre continua de triunfar? Todo mortal. La vida, empero, a medida que avanza, nos va dejando el poso amargo de un fracaso tras de otro. Grandes o pequeños, pero al fin y al cabo eso, fracasos: en los proyectos, en el amor, en los negocios, en la familia, en las mil ilusiones que también a diario nos vamos forjando. También es hambre muy humana el ansia de saber. Pero cuanto mas vamos conociendo, mas se acentúa en cada uno la conciencia de su propia ignorancia. Y hambre de amar. Bueno, no solo de amar, sino de ser amados. Con el pasar de los anos comprobamos, sin embargo, como aquellos espejismos de la edad juvenil que tanto prometían en materia de amor nos quedan insatisfechos. Y ni logramos amar como sonábamos, ni ser amados cuanto apetecíamos . Realmente no es preciso que prosigamos esta enumeración. Resulta evidente que el corazón del hombre ya desde la cuna nace con todo un rosario de hambres que en esta vida nunca se llegan a saciar. Y entonces reflexionamos: O existe otra vida en la que tales apetitos serán saciados o la vida es el mas decepcionante de los absurdos y Dios nos ha condenado a vivir apeteciendo manjares que jamas llegaremos a gustar. Pero esto, hermanos, seria un tremendo absurdo: Ningún padre de la tierra se atrevería a atormentar a sus hijos mostrándoles continuamente unas golosinas que no esta dispuesto a entregarles para que las puedan saborear. Un Dios así no seria, no podría ser Dios. Pues bien, este es el argumento que suelen utilizar los filósofos con su sola razón(no ya los sacerdotes o teólogos ) para afirmar que, por fuerza, tiene que existir –después de esta vida presente– un Mas Allá en que el hombre encuentre cuanto desea y busca aquí abajo sin hallarlo. En realidad el hambre de nuestro corazón es hambre de Cielo, y el hambre de Cielo no es posible que se sacie con manjares de la tierra. Este argumento para demostrar la existencia de otra vida no es una invención cristiana. Ya cinco siglos antes de Jesucristo, cuando Grecia vivía su Edad de Oro o siglo de Pericles, el gran filosofo Platón pensó de este mismo modo. El hombre –dijo– esta hecho para el Orden, la Justicia, la Verdad y la Belleza; y, como aquí abajo no logra estos bienes, tiene que existir otra vida en que los alcance, so pena de que la vida actual en la tierra sea el mas tremendo de los engaños y no nos quede otra solución que la desaparición y el suicidio. Suelen llamar los filósofos a este razonamiento el ARGUMENTO :PSICOLOGICO. Pero la existencia del Mas Allá es demostrada también por el que llaman ARGUMENTO HTSTORICO: Todos los hombres de la tierra, de cualquier época y en todos los puntos del planeta han tributado siempre un culto a sus difuntos, convencidos de que sobreviven a la muerte en un mundo ulterior al presente. Es curioso, a este respecto, el fortuito hallazgo de hace unos años en una gran isla de Oceanía, la de Nueva Guinea. De parte a parte la cruza una cordillera y siempre se había creído que era una sola cadena de montanas, hasta que unos intrépidos escaladores descubrieron que son realmente dos hileras de altísimos picachos unidas por los extremos y que cierran entre ambas un inmenso valle, al que nadie había tenido hasta ahora la fortuna de asomarse. E1 espectáculo que se ofreció a su vista era realmente maravilloso: cerca de 10.000 personas que jamas habían mantenido el menor contacto con el resto de la humanidad y que siguen viviendo hoy exactamente igual que en los tiempos prehist6ricos. Sin asustarlos ni dejarse ver por ellos, se les ha observado detenidamente, se ha~ filmado documentales con teleobjetivos y… se ha podido comprobar que también ellos dan culto a sus difuntos y creen en la divinidad y en el Mas Allá, disponiendo de altares y ofreciendo sacrificios ante la presencia de lo divino. Ciertamente, la historia nos confirma que la Religión y la Vida Futura no son una creación del ingenio humano, sino que están enraizadas en la misma naturaleza. Para demostrar la existencia de la Otra Vida, aun se emplean un par de argumentos mas: EL MORAL, que nos cerciora de que si abajo hay muchos buenos que no reciben la debida recompensa e infinidad de malvados que salen gananciosos y sin castigo, ha de haber otro ciclo vital en que el bien sea premiado y el mal castigado, o de lo contrario la vida no tiene sentido. Finalmente, el ARGUMENTO METAFISICO: El alma humana es simple, es decir que por ser espíritu no costa de partes. Pero resulta que solo lo que tiene partes puede ser escenario donde esas partes luchen entre si y, como resultado de la lucha, se corrompan; y por la corrupción les llegue la muerte. Mas si el alma del hombre, espiritual y simple, no esta compuesta de partes, jamas puede haber en ella lucha ni corrupción ni muerte. Se demuestra así que es inmortal y, ya que no aquí, en otro lugar tendrá que vivir esa su inmortalidad. Si, hermanos, no se puede dudar –ni por fe cristiana ni por simple sabiduría y irreflexión filosófica– que, después de esta vida, exista otra Vida mas cierta e mí perecedera, hacia la que vamos caminando (como dice el proverbio oriental) paso a paso, cada día. cual las gotas de agua de un rió que se van acercando irremisiblemente a la mar. El problema radica en que, hoy por hoy, los tiempos modernos nos tienen como narcotizados a base de tanto ruido y diversiones, y no nos paramos a pensar en ese futuro que se nos aproxima de hora en hora cada vez mas. Y porque no pensamos en la meta, porque vivimos de espaldas a ese Mas Allá, el cristianismo que estamos viviendo viene a resultar una religiosidad sin contenido, vacía, extraña, algo que –por supuesto– en nada se parece a la religión que Cristo nos trajo a los humanos. Así las cosas ¿os extrañaría, llegaría tal vez a escandalizaros, si os dijera que estamos viviendo la vida no contemple cristiano, sino mas bien con espíritu marxista, y protestante, y antievangelico? Pues no hay verdad, por chirriante que esta sea, mas cierta que lo que acabo de afirmar. Reflexionad, si no, un momento: Muchos creen que el Marxismo consiste fundamentalmente en una vasta red de campos de concentración y de trabajos forzados, en quintas columnas que carcomen los países de Occidente, en camisas rojas y puños en alto, en el consabido y simbólico cruzado de hoces y martillos. Pero yo os aseguro que todo eso es accesorio y secundario. La realidad es que los marxistas y los cristianos coinciden al pensar que el hombre esta hecho para ser feliz, mas se distancian hasta el infinito al señalar los caminos para alcanzar esa felicidad, pues mientras los cristianos saben que en la tierra esa dicha no se logra y que hay que ganársela a pulso para después de la muerte, los marxistas sostienen que después de la muerte no hay nada y por ello se esfuerzan en lograr la felicidad aquí en la tierra: de ahí que hablen continuamente del "Paraíso soviético", un cielo construido aquí mismo, antes de morir. Y bien, ¿acaso no es esto lo que, en la practica, viene haciendo la mayor parte de los católicos actuales? La mayoría no piensa en la Vida Futuras que lo vemos afanados por lograr a toda costa rodearse de comodidades,de espectáculos de placeres embriagueces caprichos,intentando construir ese paraíso terreno que–con comunismo o sin él–no es otra cosa que la quinta esencia del verdadero marxismo es eso,desde luego,lo que nuestro Padre Jesús nazareno esperaba de nosotros.. Y vivimos la religión,también,con mentalidad Protestante.Porque lo fundamental de la ideología protestante no radica en negar la obediencia al Papa,ni en regatear el culto a la Virgen,ni siquiera en suprimir Sacramentos o en sostener extrañas teorías sobre la Sagrada Eucaritía.Por el contrario médula del pensamiento protestantes lo que se llama el Libre Examen:que cada uno se entiende directamente con Disuasión necesidad de Jerarquía cada cual con entera libertad "la Santa Biblia (y de ahí tantas interpretaciones erróneas)sin caer en la cuenta de que Cristo dejó a los Apóstoles y sus sucesores para que nos hagan la interpretación vialidad modo que los que "a ellos escuchan Mí,me escuchan;y los que los desprecian Mí me desprecian".Hoy,la mayoría se encoje de hombros ante el Magisterio del Papa,de los Obispos,de los Párrocos y sacerdotes,de modo que vienen a vivir el cristianismo con una mentalidad protestante, a su propio gusto y antojo.Muy distinto seria si tuviesemos una fe viva,sobre todo fe ilustrada,acerca de la vida presente y de la Futura. Otro tanto nos pasa con lo de la mentalidad antievangelio:El evangelio es –en síntesis–caridad con el prójimo,justicia,pureza,cruz,humildad,mansedumbre,paz…Pero nosotros nos seguimos diciendo católicos pesar de que en el vergel de propio corazón–en lugar de estas flores célicas–no brotan sino egoismos,injusticias,deshonestidades,orgullo,cólera y violencias.Si queréis buscar la raíz de tantos tamaños contrasentidos ya sabéis donde se encuentra: en el olvido en que tenemos la Gran Verdad de que existe, después de la presente, la Otra Vida. Durante muchísimos siglos, podríamos decir que hasta el Humanismo renacentista del siglo XV, los hombres creyeron firmemente en esta verdad de la vida futura. Hasta entonces – – como se ha escrito – – "veían todos las cosas en Dios, y a Dios en todas las cosas". Pero las minorías promotoras del Renacimiento quisieron destronar a Dios como eje y fundamento de todo y poner a los seres humanos en su lugar, afirmando que "el hombre es el centro y la medida de todas las cosas". Ya –según ellos– no serán los humanos a modo de satélites que giren en torno a ese Sol que es la divinidad, sino que –convertido en sol el propio hombre– todo debe girar en torno a el, incluso el mismo Dios. Y si el yo humano es centro y eje del universo, ni que decir tiene que la vida presente acapara el interés y la gravitación de cuanto existe. Se difumina entonces la vigencia del Mas Allá y cobra un peso que nunca tuvo todo lo mundano y terrestre. En una palabra, los hombres ya no paran mientes en la Vida futura como Meta, puesto que para ellos esa meta esta aquí mismo. La vida pierde su carácter de "peregrinación" de seres desterrados hacia su Patria definitiva, para convertirse en "instalación" enraizada en lo presente, que no conduce hacia nada ulterior, sino que justifica la existencia por si misma. E1 resultado lógico, y natural consecuencia, es que la única preocupación debe ser la de pasarlo bien, lo mejor posible, y mejorar –con el progreso y la técnica– nuestro "hábitat" terrenal. Posteriormente, el laicismo liberal y el anticlericalismo del siglo XIX, así como el espejismo de tantos logros conseguidos en el XX, han consolidado en las masas, incluso creyentes, estas ideas que brotaron cinco siglos antes durante ese reto a la trascendencia que se llamo el Humanismo, tan chato y horizontal. Medula espinal de uno y otro movimiento, tanto e minoritario de antaño como el masivo de la actualidad sera ese olvido del Mas Allá que observamos hoy y un aferramiento en exclusiva a lo mundano actual y presente. Quizá a algunos les antoje que la panorámica que acabo de trazar esta noche es excesivamente pesimista yo creo que responde mas bien a un maduro sentido de la realidad que el barullo de la vida moderna nos impide constatar. Con todo, os prometo que mañana el tema sera mas luminoso y esperanzador: Me ocupare de explicaros que es y como es esa maravilla de maravillas a la que llamamos el Cielo. Unión de Bloggers HispanosCreative Commons License
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